Israel está siendo escenario de manifestaciones para reclamar que se bloquee el envío de ayuda humanitaria a Gaza. Defienden abiertamente que dejar sin comida y agua a los gazatíes es una buena medida de presión para que sean liberados los 136 rehenes que permanecen en el enclave palestino, principalmente en manos de Hamás. Algunos familiares de esos secuestrados han participado en los actos de protesta. La última marcha tuvo lugar este jueves en el puerto de Ashdod, situado a una veintena de kilómetros al norte de la Franja. Unas 200 personas cortaron dos puntos de acceso a las instalaciones portuarias y bloquearon el paso a camiones y coches a lo largo de varias horas. “Al enemigo se le mata, no se le alimenta”, exclamaba en tono airado Orit Rosenfelder, de 22 años, que lucía una bandera israelí a modo de capa y que no dudaba de que en Gaza nadie es inocente. “Toda la ayuda que llega a través de este puerto va destinada a apoyar a nuestros enemigos para que nos sigan matando”, recalcaba.