“Machu Picchu no se vende. Machu Picchu se defiende” es el reclamo popular que por estos días resuena en el Cusco. Diversos gremios turísticos y colectivos han iniciado un paro indefinido desde el jueves por el rechazo hacia la nueva plataforma virtual de venta de boletos para ingresar a la ciudadela inca, una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno. Los manifestantes consideran que se está privatizando el principal atractivo turístico del país y culpan a la ministra de Cultura, Leslie Urteaga, por haber permitido que la empresa privada Joinnus asuma la gestión de las entradas sin haber pasado por un proceso de licitación.